jueves, 17 de marzo de 2011

Altamar 1

La arena suelta y brava entre los dedos, sal marina y mar que brama, eterno resplandor del llanto matutino rompe el cielo con sus vientos de color, leño al sol, flotante bajo una furia que no lo deja dormir, hambre de luna, marea alta, brisa tenue que le ayude a sonreír, la arena suelta que se pega en cada arruga, y va raspando, va sangrando las arrugas, erosionando la espera del puerto nuevo que no ve su llegada, arena vieja que se lleva el tiempo, tiempo que se convirtió en suplicio, amor roto entre el mar y él, grita fuerte y desvanece, entre el horrendo sonar de olas descosiendo el horizonte, la condena en altamar es sueño despreciado del mas seco de los hombres, anhelo inoportuno del solitario en cadena de las calles, hecho inaceptable de aquel que sin brújula en el corazón convalece entre mil y un centenar de camas indistintas.