viernes, 12 de febrero de 2010

Maldita sea

Maldita sea otra vez la pésima suerte que a los amantes de abiertas venas nos provoca el veneno de esa vuelta tajante al olvido de una noche sin acompañante, maldita sea de nuevo la espera larga y tan fría que me tienta a gritarte de espaldas, tomarte del pecho y besarte tan fuerte como para sacar el aliento y dejarte marchita, dejarte tan fría que tu ser no despegues de mi pulso vacilante, de mi pasión tan austera, y de mi desesperación tan humillante, maldita sean las noches tan prosperas en luces de ensueño si no te tengo a mi lado, si no conjuro, ni mi fuego alzo tan alto para quemarte la tez y provocarte sudar, hacerte temblar, y desfallecer frente a mi, maldita sea esta labia que deja entrever mi entrelinea imperfecta, mi lado perverso, y mi absurda necesidad, maldita sea la vez que supe que estas líneas era inaplicables, la vez que supe que no era el verdugo, si no el mártir, de esta casualidad tan rebuscada, de esta proclamación tan sórdida, y tan ilusionada, maldita sea la ora en cuenta me di de todo lo que hacia y de cómo el amor me lo torcía.

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