sábado, 25 de diciembre de 2010

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Y cerré los ojos para tratar de comprender al aire que pasaba entre tus labios, para saber si esa luna llega sola cuando quiere, o llega cuando mas anhela mi corazón su fulgor, me quede callado para no arruinar la noche, y los nervios transpiré, rompí, lloré, sudé y con las manos profané, no con alma, sin amor, me volví loco tratando de espantar la ansiedad, actuando al príncipe azul, siendo un casanova, y sin darme cuenta cerré el ritual, sin magia, sin huellas atravesé el umbral, y mordí los labios para no sollozar, y arranque mi piel para así evitar ese calor, mi silencio roto embauco la noche, y me ahogué sin disimulo en este cuento, de pureza y frialdad, tal como lo hiciera el monje ó el mas puro y triste tonto que sin carnalidades vive, respiré y analicé, me rebusqué en pasiones mas atroces que el común de los romances, y me encontré tan solo como ocasionalmente atrapado, reviví al alzar la vista, y lamenté en silencio, llevé la noche sin amor, mi vida sin pasión, y lo arruiné, lo arruiné. Cerré los ojos para tratar de dormitar, olvidar, parar de lloriquear, buscar amor, y lo encontré, busqué resguardo entre las alas del amor…  y ahora los nervios me dominan, me derrota el apego a sus aromas, que fantasía mas dulce en si y real que mi propia vanidad, que esplendor donde brillo mas que lo que realmente puedo complacer, cerrare los ojos esta vez, sin manos, y por principio de mi ser lo que guíe mi acto tal vez no será mi piel, ni el tiempo, por favor lo ruego… ni el tiempo debe ser, será el amor.     

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