De pasos fuertes pero cautelosos, sigilosamente se acerca, hundiendo alimañas en la tierra, despedazando todo lo que no le deja el camino libre, destruyendo a cada paso, pero en silencio, siempre en silencio, busca lo que se esconde, a veces por días, a veces por semanas, entre la selva y mas adentro, donde esta tan oscuro que muchas veces ni él se encuentra. Con grandes tubos negros que posa sobre su cara, trata de averiguar cada detalle, cada amenaza, cada posible encuentro, ¿Qué es lo que tan desesperadamente quiere poseer?, ¿a que le apunta Jaques con ese dedo suyo?, ese largo dedo frío y negro como el reflejo de su alma, que solo necesita extenderse y señalar, para que ante él caiga rendido cualquier trofeo grande o chico, prudente o curioso, ¿Cuántas veces mas tiene ese espantoso dedo hueco que escupir fétidos trozos de su odio para obtener lo que quiere?. Por mas que busque, no se saciara de la sangre que lo llama a la matanza en cada una de sus aventuras, por que cada vez que arranca un trozo de este mundo, lo coloca dentro de sí, simplemente para llenar el vacío que otros como él le han causado.
De pasos fuertes, apresuradamente se acerca, sin siquiera buscar estar vez entre lo que no puede ver, sin disparos, sin absurdas persecuciones, pero aun cobrándose a quien no le debe, arroja al suelo algún extraño artefacto, desperdicio de alguna necesidad suya, basura que algún desafortunado sobreviviente de pasadas cacerías, tal vez engullirá y tal vez muera. Así que Jaques es el mismo, buscando satisfacer su orgullo o simplemente estando en un mundo al que no pertenece, pues no es su actitud, sino su existencia la que es mortífera.
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