jueves, 8 de octubre de 2009
tal vez
Quien se acerca con pasos suaves y anunciado por el suave murmullo de un viento desconocido, con olor a jazmín, que no entra mas que en una ventana solitariamente abierta en la oscuridad de la noche húmeda y calmada, quien traspasa la densa vegetación de mi calle y con los pies desnudos se desplaza sobre las frías piedras que parecen darle un vigoroso empujón hacia mi balcón por cada tranco que deja detrás, quien con su aproximamiento me hace desviar una vez mas la mirada del cielo calmado que cubre a muchos con el corazón desamparado, y me obliga a escudriñar entre el cuadro expresionista de la noche a la cual quiero pertenecer con cada ansia de mi agobiado ser, quien será, que no logro averiguar, que será lo que noche tras noche viene a intentar lo que no logra conseguir en medio de la oscuridad del octubre nocturno, que o quien será lo que impacientemente busca mi esencia y solo se asoma cuando salgo a la noche y abro los ojos buscando lo que no puedo tener, anhelando lo que tal vez este por venir, de entre el corazón amable de una ninfa salvaje tal vez este por llegar la súbita cura a la sequedad de mi sangre, para convertirla en el hirviente combustible de mis pasiones, tal vez este por despertarme la musa de la contemplación eterna y aprisionar mis vocaciones enteras en la sola observación de su radiante mirar, tal vez sea la diosa que sueño convertida en errante protectora de mis indefensos principios y prodigiosa ilusionista de mis alegres fantasías, tal vez será, pero aunque mis ojos se asoman socorriendo al auxilio de una psique sedienta de auras astrales con polvos de mágico amor, no logran mis nervios distinguir de entre las criaturas reptantes de mi cuadra la ostentosa y a la vez frágil presencia de cualquier cuerpo dignado al sacrificio de yacer de luna a luna bajo el calido peso de mi aliento, sacrificio de yacer inmóvil de esquina a esquina dentro del pequeño espacio que nunca se cierra por debajo de mi hombro izquierdo, dentro muy dentro de mi, sacrificio de buscar salida, para después negar su libertad y buscar la caricia de mi destemplado tacto ansioso por quemar con la sangre, que lograra circular de nuevo en un cuerpo vacío y frío, piel contra piel de un “tal vez” que se asoma solo cuando salgo a la noche, y tal vez lo consiga, entrar esta vez en mi alcoba, tal vez sea el amor que llegara cuando este con los brazos abiertos, o tal vez solo llegue cuando me encuentre dormido, cuando venga a intentar lo que no consigue, pues no todos los sueños tienen llaves de los balcones cerrados, tal vez sea yo que no distingo en la oscuridad, tal vez sea él que no sabe buscar.
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