miércoles, 11 de marzo de 2015

Los días de oscuridad

Al final entendimos que lo que no nos gusta se vuelve con el tiempo nuestro mejor amigo, y si del miedo servimos los días y cambiamos el sol por los cuartos oscuros es para ganarle confianza a la suerte. Del humo venimos y nos arrastra, soledad invertimos por tiempo de mirar hacia fuera, por rendijas despreciamos a los que nunca cerraron los ojos para ver mas allá… y aquí estamos hundidos entre el calor a secas que desprende los olores de un vicio incontenible en el aire de este lugar. Adorando los odios que nos han convertido, estamos más cerca de hallar la iluminación. Si, nosotros que vivimos en la sombra nos vamos haciendo amigos de la muerte, tomando confianza, creciendo entre polvo, cigarrillos, las drogas caras que en cada momento nos abren lejos del último punto de partida. Somos un suceso que jamás nadie notará como tal, y nos volvimos por eso, un sentimiento que le causa pavor a los demás. La gente que toma fuerza lejos de la luz del sol, que ve cada segundo como un irremediable recuerdo del pasado, cuando no hay nada que hacer ante nada de este mundo, cuando el tiempo no alcanza, si no para saber que con el paso de éste vamos muriendo aún sin empezar a contarlo, por que ni por ignorancia se detiene, ni clemencia, sin nada que hacer. Así vivimos lejanos de entender a que nos acercamos, pero a sabiendas de que sucede poco a poco, entiéndase o no, disfrutar de la penumbra en vida nos dará la ventaja de un inmenso placer llegado el momento, nuestro clímax, el paraíso de los que saben a donde malditamente apunta todo esto, la realidad de quien se atreve al pasar de las horas, infestarse de placeres oscuros en un cuarto lleno de humo negro. 

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