miércoles, 2 de septiembre de 2015

La luna sobre el río

Como un suave regaño de plata que cae sin filo, pero plana sobre mi espalda, fría cual río nocturno, me roza la espada de luz de luna, luna de sus ojos. Me abre en dos al caminar. Volteo, por que a mi oído le jalan con un susurro que suena a chasquido de labios, que baja por mi columna como una gota de agua. Me pasmo, respiro hondo, orgulloso y me ensancho de hombros. Todo sucede sin verte a los ojos, y sin mirarte veo cuanto recorren los tuyos, nervioso trago saliva y aprieto los dientes, transpiro pura patanería y hundo la vista en puntos inexistentes con tal de evitar encontrarme con una trampa mortal, que asimilo siempre y cuando no la observe directamente, es usted como medusa, en piedra reposaré cualquier día que sin ser precavido atraviese mi nervioso notar con su sonrisa. Es usted como la decisión fatal de los desesperados por la vida, tiemblo de miedo al sentir su fulgor atravesar mi mas ínfima muralla, pero que no daría por sentir su aliento mas que el peso de sus ojos en la retaguardia, y morir desarmado al vapor de sus manos. Como la luna que besa las aguas en intima frialdad, así me encierra las ansías una neblina otoñal, a orilla del río que soy yo, ansioso de luna, luna de usted. 

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