Represento el centro podrido de este corazón que a cuestas avanza hacia
la inutilidad de de la desesperanza, soy el sabor acido de la derrota antes de
la batalla, soy un hueco resplandor apuntado hacia lo alto, perdido donde
empieza el universo, con la suerte de tu lado, y mis entrañas en tus manos,
juegas bien a la tortura, juegas bien entre colores arrepentidos...
Entre el si y el no, soy el extraño segundo catastrófico que
volteó tu mirada al infinito, para después mancharme con la falsa ironía de lo
que es y no puede ser...
El verdadero tormento del activo impaciente, estridente
flagelo, consuelo del llanto...
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