Poseo el secreto más sucio del universo. Cuando a punto de
dormir libo entre visiones el sabor de la carne de tus labios, acomodo mis
palmas en tus muslos y subo lento pero firme mirándote a los ojos. Que
esplendida con tu cabello rojo, es la fantasía sublime de
desnudarme frente al sol abrasador y derretirme entre sus explosiones,
erupcionar por mi ser las convulsiones animales mas sublimes, que fácilmente
podrían ser confundidas con amor, y salpicar como las olas tu piel sirena de
mar, mar que es basto y cubre mi horizonte, pues desde cualquier punto te
espero a mi andar por la calle, por los bares, por la vida. La posibilidad
agota mis silencios y mis oscuros juegos me llevan mas a prisa que de costumbre
a derrumbar el costal de imaginaciones a tus pies, como un cachorro que mata
una bella criatura para postrar como tributo al amo, dejaría a tu placer
cualquiera de mis fantasías, con nobleza invitando a tu morbosidad ser testigo de
cómo con un simple tacto tuyo la alquimia pueda transformar a un ser blasfemo
en la fuente de lo tántrico, tu en el mar y yo con el espasmo de un relámpago,
como lengüeteada por tu espalda, creando el ritmo de un sigilo, la marca del
hartazgo sensorial en nuestros cuerpos. Pero nada es oscuro en tu presencia más
que tus abismos sirena, y yo casual ante los riscos de tus océanos amarro un
yunque que se llama deseo a mis tobillos y te busco en la orilla, en el
horizonte, en la zona abisal, en el punto donde el sol besa las aguas y proyecta
tu silueta aun desconocida llamándome al abismo donde seguramente no te
encontraré, pero me aviento directo al encuentro con el fondo, sabiendo que por
toda su inmensidad andas y que ahí en la nada, alguna corriente, por
casualidad, me llevara a donde nadas.
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